Leo Pou efectuó en Santo Domingo, en el mes de febrero de 1914, a lo largo del río Ozama y en un sencillo aeroplano piloteado por el aviador Frank Burnside, valerosamente le acompañó considerándose como un héroe, y no era para menos, pues en aquellos tiempos todavía la aviación no ofrecía ninguna clase de seguridad.
Refiriéndose a este vuelo la Revista Blanco y Negro, en una crónica de su edición del 13 de febrero de 1914, lo comenta de esta manera:
"El espectáculo fue de lo mas sorprendente que hemos visto. En los descensos probó varias veces el aviador Burnside sus conocimientos en la aviación, ofreciéndonos un descenso casi vertical; ocasionando en el público que lo admiraba verdadera consternación creyendo que era algún incidente ocurrídole, y con pasmosa habilidad ya al hidralizar volvió a remontarse en medio de un atronador aplauso general".